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INNOVACIÓN

INNOVAR PARA CRECER EL DESAFÍO DE LA SOCIEDAD CHILENA

Alcanzar el umbral del desarrollo para el año 2020, esa es la meta que el Estado de Chile se ha impuesto; para ello, se requiere doblar el ritmo de crecimiento y competitividad actual y eso se logra sólo con innovación.

Recycla-Chile es la primera planta de reciclaje de E-scrap o basura electrónica en el país, un emprendimiento privado de  Fernando Nilo que factura 5 millones de dólares anuales. Por su parte, BilblioMetro,  es la exitosa experiencia de la Dirección de Archivos y Museos (Dibam), que desarrolló la popular red de préstamo de libros en las estaciones del Metro, cambiando el concepto de las bibliotecas públicas de “custodios de libros, por mediadores entre libros y usuarios”. Nilo obtuvo este año el premio CORFO “Empresario del año” y Palma como directora de la DIBAM, el Premio a la Innovación Made in Chile 2007 de La Cámara de Comercio de Santiago.  Ambos emprendimientos, el privado y el público se complementan en el objetivo del Consejo Nacional Innovación para la Competitividad (CNIC), que preside el ex ministro Nicolás Eyzaguirre, de cruzar el “umbral del desarrollo” para el año 2020. Sin embargo, a raíz de la discusión parlamentaria sobre la Estrategia de Innovación para la Competitividad surgieron voces críticas a una competencia con énfasis en la industria y la hegemonía de Conicyt. En particular, los rectores de las universidades chilenas ponen en duda que la ecuación I+D (Innovación más Desarrollo Industrial) sin investigación universitaria en ciencias básicas y sin participación ciudadana logre el objetivo del 2020. 

Innovar para crecer

Chile está integrado a la economía global.  Para Michelle Bachelet, presidenta de Chile, como lo ha repetido en varios foros: “Estamos en un punto en el desarrollo de nuestro país, que no basta con hacer pequeños cambios en la matriz productiva. Se trata de crear una nueva política de desarrollo” Esa es la misión del Consejo Nacional para la Innovación que dirige Nicolás Eyzaguirre.  No obstante, la política nacional de innovación que diseña CNIC vive los últimos meses un álgido debate con el Consejo de Rectores, Conicyt, el Parlamento y la comunidad científica por modificar la proposición del Gobierno para el 2008, que era 11% menos que el presupuesto 2007. Los rectores Víctor Pérez (U. De Chile), y Juan Manuel Zolezzi (Usach), han liderado una ofensiva por modificar el accionar del Consejo, en particular la propuesta original que los postulantes al Concurso de Financiamiento Basal tuvieran personalidad jurídica diferente a las universidades, esto es; la entrega de recursos de modo directo a los investigadores. Zolezzi critica el “enfoque economicista que deja fuera el desarrollo de las ciencias básicas, fundamento de cualquier aplicación innovativa” y no duda al afirmar que hay  una “inexistencia de una política nacional”. Una posición antagónica tiene el miembro del Consejo Bruno Philippi (presidente Sofofa) quien en las reuniones del Consejo como en la prensa, ha hecho ver su molestia con la intervención de los rectores que tendrá como resultado la demora en la asignación de fondos a los investigadores. Por otra parte, la comunidad científica no dejó de reprochar la baja que el ministerio de Hacienda había proyectado para Conicyt. Luego de una serie de protestas públicas por parte de los científicos el Consejo recomendó en octubre “a lo menos mantener el nivel de operaciones”. Finalmente Hacienda adicionó unos $10 mil millones para el 2008, los que se desglosan en aumentos de $6 mil millones para Fondecyt, $3 mil millones para el programa de Becas Nacionales de Postgrado y mil millones de pesos para el Programa Explora. Para el académico y miembro del Consejo de Innovación, José Joaquín Brunner este fue “un error incomprensible, que no es acorde a la política de expansión en los recursos que se venía siguiendo”. La crítica pasa por la ambigüedad, por ejemplo, programas asociados como Explora, que realiza contactos directos entre la comunidad escolar y los investigadores continúan siendo poco prioritarios y sin un desglose definido en el presupuesto. Para la profesora Marina Stepanova,  investigadora asociada al Departamento de Física de la Usach, “Es una vergüenza que un programa como Explora, dónde los científicos damos nuestro tiempo de modo gratuito, dependa de la buena o mala sintonía de quienes deciden el presupuesto dejándolo en una precariedad que conmueve”.Mientras, “para conseguir el país innovador que se anhela”, el subdirector de Emprendimiento de Innova Chile de Corfo, Adrián Magendzo indica que “Chile tiene una buena oportunidad pero aún no la ha tomado”. Es que la innovación es tarea de investigadores y empresas. Para el rector Zolezzi a la universidad le corresponde “desarrollar los nuevos conocimientos y aplicaciones que consoliden sectores como la minería, la acuicultura e iniciar otros nuevos como el cluster de los berries”. Por su parte, Magendzo opina que la universidad no es la única fuente de innovación y emprendimiento que se denominan inter-emprendimientos de compañías, pero que se desarrollan fuera de los marcos de origen, como las incubadoras de arte o BiblioMetro que han generado valor para nuestro país en las más diversas áreas de nuestra sociedad. Con todo, Zolezzi advierte que si no se rectifica la brecha social del modelo chileno, la meta del 2020 se verá frustrada por tensiones sociales. “Así es imposible, No podremos mejorar nuestro producto interno bruto; la distancia entre ricos y pobres, nos va a llevar a un estallido social.”

No sólo una buena idea: también noticia

Aunque nadie duda que innovar es un buen negocio pues abre nuevos mercados y permite bajar costos, para la Coordinadora de Estudios y Planificación Estratégica del Conicyt, Paula González, la meta del “umbral del desarrollo para el 2020” se ve lejana con las cifras actuales. “Para aumentar la investigación y desarrollo hay que duplicar la inversión pública y quintuplicar la inversión privada, también hay que diversificar la producción, potenciar los clusters existentes y crear otros nuevos”, señala González.  Todo este esfuerzo debe tener un correlativo ante la opinión pública, y hasta el momento no hay un espacio privilegiado en los medios para este proceso. Las investigaciones en ciencias, que se dividen en un 32 ,5% en investigación básica; un 41,3% en investigación aplicada y 26,1% para  ciencia experimental, a pesar de su novedad y progreso no logran destacar en las agenda noticiosa nacional.. En el mismo sentido Nicolás Luco, periodista científico y editor de Ciencia y Tecnología del Diario El Mercurio, explica que, “cuándo la innovación se convierte a veces en un lugar común, en una declaración políticamente correcta, y quienes estamos comprometidos con ella debemos hacer esfuerzos agotadores para hacerla comparecer en los medios (…) no sólo debe ser una buena idea sino también una idea noticiosa”.  Elemento que hizo de BiblioMetro una idea de alta difusión, en palabras de Nidia Palma “los libros se atraviesan en el viaje de los pasajeros invitándolos a leer”, hoy cuenta con 10 puestos habilitados y ya suma con 50.0000 socios. De igual modo que Recycla, al asumir su rol innovativo incorporando la Responsabilidad Social, mediante la reinserción laboral de ex internos de Colina I. En palabras de su gestor-gerente Fernando Nilo, “buscando el equilibrio entre los negocios y el desarrollo sustentable”. Reclyca, financiada mediante un FDI (Fondo de Desarrollo Innovación) es una empresa estrella en el tema y está dedicada al reciclaje y reutilización de basura electrónica y de metales no ferrosos. El denominado E-scrap abarca desde cámaras de video, televisores, sistemas de audio, reproductores de CD, celulares, computadoras personales, juegos de video, impresoras, escáneres, fax y fotocopiadoras entre otros aparatos.

Los pasos que vienen

Tantas presiones se han hecho sentir. Gobierno y universidades llegaron a un compromiso donde la modificación del presupuesto original en $10 mil millones más, significa un incremento cercano al 18% en relación con el periodo anterior. Sin embargo, este incremento está lejos de los $20 y 30 mil millones adicionales sugeridos por Conicyt y el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas, respectivamente. Más aún, el incremento no alcanza a completar el 1% del PIB para innovación, (estimado en 0,7% para el 2008) y ni siquiera se acerca al promedio de los países de la OECD (2.3%).  Demás está decir que está muy lejos del 2,5 de Nueva Zelanda, el 3,3% de Finlandia y el 4,7% de Israel, el porcentaje más alto del PIB en innovación del mundo.  El estado actual del programa que genera una nueva institucionalidad para la innovación y que, entre otros puntos, crea por ley el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), que hoy preside el ex ministro Nicolás Eyzaguirre está, luego del rechazo de senadores oficialistas,  en reestudio. El ministro de economía Alejandro Ferreiro, aceptó que parlamentarios y otros actores entiendan que la propuesta es insuficiente, razón por lo cual las próximas.

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